No voy a negar que tengo mucha nostalgia de esos días en que sufría, creo que aprendí mucho de ellos, o al menos lo suficiente como para saber qué debo hacer cuando me tope frente a frente con dilemas similares. Estos días he estado repasando en mi cabeza algunos de esos momentos, como cuando viví mi primer amor, probablemente la situación más chocante que he vivido porque me hizo estar de frente con mi realidad (no puedo amar ni ser amado con el género al que hoy por hoy adscribo físicamente), o también cuando nació mi sobrino, uno de los hechos más felices de mi vida (los nacimientos de mis tres sobrinos han sido parte de los pocos recuerdos felices que tengo en mi pasado y en mi presente). Pero sumando todo me doy cuenta de que esa vida era muy miserable y que no ofrecía absolutamente ninguna oportunidad de progreso, es decir, siempre he creído que la vida que tuve me hizo la persona que soy ahora, me hizo tener un propósito de vida, ¿pero se necesitaba tanto sufrimiento? No me estoy comparando con la gente que a la mitad de su vida sufre un accidente o enfermedad que cambia sus vidas, o con la familia de estas personas que sufren y las familias de las personas que nacen con alguna "capacidad diferente" (nunca me ha gustado usar ese término, considero sumamente penoso tener que maquillar la realidad, especialmente cuando toda la sociedad sufre alguna discapacidad física, emocional o psicológica, pero el protocolo lo exige y así lo haré), sin embargo, debo reconocer que la suerte me ha sido esquiva y que he pasado la mayor parte de mi existencia siendo tratado como algo que sobra y no como algo que pertenece - al menos a eso ya me acostumbré -. El mundo del que provengo no ofrecía nada, y si no hubiera sido porque un día me levanté, peleé contra mis constantes bajas de ánimo y energía, y me dije que tenía que entrar en la universidad sí o sí... pensándolo bien, creo que definitivamente no fue lo que quería, pero esta vida que he tenido era lo que necesitaba para salir adelante.
En fin, retomo el tema de este año. Es cierto, como ya mencioné antes, que siento nostalgia por el pasado; sin embargo; este año se abrió para mí una posibilidad totalmente nueva y sorpresiva como lo fue tener un nuevo comienzo. Pude partir de cero y redifinir mi historia, incluso alterando mis propias vivencias para formar una realidad nueva que me rodeara, y con eso poder acceder de la forma que yo quería a un grupo social que es muy diferente al que yo estaba acostumbrado. Verme rodeado de todos esas personas con dinero fue un choque cultural muy muy fuerte, para el que no creí estar preparado y para el que aún no creo estar acostumbrado, pero logré usar bien mis herramientas, y si bien no encajé del todo - romper con la brecha socioeconómica y cultural que nos separa no es una tarea siquiera posible en un futuro próximo - si aprendí como no ser separado del grupo, lo cual ya es un logro significativo. Pasé de ser la persona que se sentaba sola al frente de la sala, a ser aquella que tiene amigos y va a quedarse en sus casas. Pasé de ser aquella persona a la que cualquiera pasaba a llevar a ser esa que tiene opinión y gusta defenderse, y que se defiende de buena manera. No digo que este mundo nuevo me convierta en una mejor persona, la verdad es que creo que en ese aspecto he retrocedido un paso o dos, pero si me preguntan cómo me estoy adaptando al mundo real, voy a decir que bien, porque estar en el mundo real implica tener tus reservas al ser generoso, guardar tu espacio de aquellos que buscan aprovecharse de ti, no confiar en todas las personas a simple vista y, de hecho, no confiar en nadie hasta poder conocerlo a fondo, porque incluso la persona que se ve más dulce puede ser un demonio que solo te usa para remover parte de tu alma con su ponzoña para poder limpiar un poco la suya.
Como agregado puedo decir que conocí a gente muy linda, a ninguno lo siento como un amigo absolutamente cercano todavía, sin embargo, hice lazos con ellos y son lazos que agradezco, porque el día de mañana pueden volver a hacerme sentir como un ser humano. En tanto, el amor continuó siendo esquivo, continúo teniendo la misma suerte asquerosa que siempre he tenido, pero sigo guardando las esperanzas de que algún día alguien va a poder ver más allá de mi cuerpo y va a poder penetrar en mi alma, aquella que se sigue cubriendo para no sufrir los embastes del dolor que sigue despidiendo mi mente, mas que sabe que un gran amor es suficiente para poder curarla.
En síntesis, a este año le doy un 5. Un punto por lo que me ha traído aquí, mi pasado y mis recuerdos. Dos puntos por lo que he aprendido y he ganado este año, los corazones rotos, las amistades con resguardos, lo académico que ha sido excelente - una dimensión totalmente nueva en mi mundo -, y el ánimo se ha refortalecido (lo que le restó un punto a este ítem fueron los problemas familiares que dejaron el ambiente muy tenso). Y los últimos dos puntos se los doy a mi proyección del futuro, creo que ya no hay una idea tan sombría como la que se hallaba en el pasado y, de hecho, he conformado una propuesta de futuro mucho más sólida, amable y acorde a la realidad que es inexorable e inevitable.
Se va el 2013, pero todavía me queda mucha vida, - o al menos eso espero - tengo que aprovecharla y jamás olvidar que en este mundo solo tenemos el tiempo suficiente para vivir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario